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Colesterol y triglicéridos

 

¡Ay el colesterol! Bien conocido por muchos; después de un análisis de sangre nos han dicho que el colesterol está alto y que tendremos que empezar a cuidarnos para que baje ¿verdad? De hecho, hoy en día, uno de los temas  relacionados con la salud que más preocupa, es el nivel y calidad de grasa en sangre. La primera causa de mortalidad en las sociedades industrializadas, es la enfermedad cardiovascular.

Pero, ¿qué son el colesterol y los triglicéridos? ¿Son lo mismo? Tanto el colesterol como los triglicéridos son lípidos que se encuentran en la sangre y se analizan para determinar la cantidad  de grasa en nuestra sangre.

Los triglicéridos, son moléculas compuestas por ácido graso y son la forma más habitual de almacenar grasa en nuestro organismo, pero también viajan a través del torrente sanguíneo. Por otro lado, en el caso del colesterol, no debemos olvidar que juega un papel importante en nuestro organismo: actúa como materia prima para la síntesis de ciertas hormonas sexuales y suprarrenales, así como para la síntesis de vitamina D. Asimismo,  es necesario para la fabricación de bilis y también interviene en la regulación del grado de rigidez y flexibilidad de las membranas celulares.

En cuanto a la dieta, como siempre, el problema está relacionado con la cantidad y la calidad. Los más conocidos son el HDL o “colesterol bueno” y el LDL o “colesterol malo”. La molécula llamada LDL, transporta el colesterol a las células, es decir, facilita que el colesterol se adapte a nuestro sistema. Por otro lado, la molécula llamada HDL, transporta el colesterol al hígado, para que finalmente forme parte de la bilis y sea excretado a través de las heces.

Estos HDL se denominan “colesterol bueno” porque ayudan a eliminar el colesterol; sin embargo, esto requiere que la dieta tenga suficiente fibra (a través de verduras, legumbres, cereales y frutas) para que pueda ser transportada. Si el bolo alimenticio no tiene suficiente fibra, puede ocurrir que el colesterol sea reabsorbido por la mucosa intestinal.

¿Y qué ocurre en nuestras arterias? Por lo que las investigaciones indican, parece ser que la lesión de las arterias comienza cuando se oxidan las moléculas de LDL y posteriormente, se irán acumulando el colesterol y otras sustancias, formando la “placa de ateroma”.

Esto significa que los antioxidantes juegan un papel muy importante en esta situación. La deficiencia de vitamina E y vitamina B6 también está relacionada con el comienzo de estos procesos.

Por lo tanto, en cuanto a la nutrición se refiere:

-Aquellos que estimulan la síntesis de colesterol:

Grasas saturadas y carbohidratos simples (azúcar, cereales refinados, pasteles, bollería…)

-Los que mantienen el colesterol en niveles adecuados:

El aceite de oliva reduce los niveles de LDL y aumenta los niveles de HDL. Por  otro lado, los aceites de semillas (omega 6) y los aceites de pescado (omega3) reducen los niveles de LDL y HDL.

-Los que protegen la oxidación del colesterol:

Podemos encontrar muchos antioxidantes, especialmente en vegetales frescos y té verde. El antioxidante natural de las grasas es la vitamina E; los aceites de buena calidad se obtienen por primera presión en frío, evitando la eliminación de esta vitamina. A tener en cuenta también que, para mantener la calidad del aceite, se debe tener cuidado con las altas temperaturas en la cocción de los alimentos.

-Por otro lado, también podemos encontrar diferentes productos en el mercado que  pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol. Estos productos tienen un componente llamado fitosterol que se obtiene de ciertas plantas. Parece ser que bloquean la absorción de colesterol en el intestino. Para que su efecto sea el adecuado, recomiendan la toma después de la ingesta del alimento rico en colesterol;  respetando, claro está,  la dosis recomendada del producto. Y siempre, por supuesto, sin descuidar una  alimentación saludable.