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Mi hijo no quiere comer!

 

En muchos hogares la hora de la comida puede convertirse en un momento de desesperación con nuestros hijos, ¿verdad? Tan pronto como se sientan frente al plato, comienzan a quejarse y nosotros como siempre  con prisas… ¿Y qué podemos hacer ante esta situación?

Entre los problemas relacionados con la alimentación que pueden tener los niños se encuentran la falta de apetito y la negatividad. Cuando la desgana o falta de apetito a la hora de comer se prolonga en el tiempo, puede tratarse de algo verdadero o falso. Si es verdadero, puede deberse a una enfermedad; pero podemos sospechar  que es falso cuando el niño rechaza ciertos alimentos que no le agradan y sin embargo come sin ningún problema lo que sí le gusta. En el primer caso, puede ocurrir que se reduzca el ritmo de crecimiento, pero en el segundo caso no.

Las causas para no querer comer pueden ser:

1-Las raciones. Puede ocurrir que los padres crean que necesitan comer más de lo que realmente necesitan. Si el niño está vital y saludable, debemos preocuparnos más por la calidad que la cantidad, con una dieta variada y equilibrada.

2-Cuando un niño atraviesa una situación familiar especial (por ejemplo, el nacimiento de un hermano), puede usarlo como una forma de llamar la atención.

3-Algunos pican entre horas (fuera de las comidas principales) y luego, por supuesto, no tienen hambre. Ante esta situación debemos ser estrictos.

4-Como hemos comentado anteriormente, puede ocurrir que el niño esté enfermo y no tendrá hambre debido a un problema fisiológico. En este caso no debemos forzarle. Cuando se cure, volverá a tener buen apetito.

También hay que tener en cuenta que la hora de la comida es un buen momento para conversar, socializar y tener una relación afectiva con el niño, ya que  las situaciones problemáticas o de mucha tensión pueden provocar esa falta de apetito o ganas de comer.

Para manejar bien estas situaciones, es muy importante no olvidar que son niños y que debido a sus propias características, no pueden tener la misma actitud que los adultos en todas las situaciones. Por ejemplo, los niños son muy activos, por lo que no se recomienda tenerlos demasiado tiempo frente a la comida (en algunas situaciones lo vemos claramente, por ejemplo, cuando nos encontramos con más personas en la mesa, resulta complicado obligar al niño a permanecer sentado hasta que todos hayan terminado ¿no es así? Es mejor ir introduciendo gradualmente nuestras normas a la hora de comer, dando mayor importancia a una nutrición adecuada y poco a poco dar paso a las normas.

Cuando nos encontramos ante una falta de apetito falsa, nuestra actitud si debe ser estricta.

Sin embargo, en algunos casos el niño tiene un gran problema cuando se trata de probar nuevos alimentos. En estas situaciones, habrá que tener mucha paciencia. Es aconsejable introducir gradualmente nuevos alimentos y sabores, comenzando con pequeñas cantidades, tratando de que sea atractivo… ¡En algún momento es el propio niño quien lo prueba voluntariamente y se da cuenta de lo delicioso que es aquello que no se atrevía a probar!

Finalmente, estas son las recomendaciones que se suelen dar ante estas situaciones:

-respetar las comidas principales

-comer el menú en el orden que viene

-servir pequeñas proporciones y permitir repetir

-no se recomienda expresar gritos, enfados o castigos

-no ceder a los caprichos

-evitar alimentos demasiado fríos o demasiado calientes

-no chantajear a los niños a la hora de comprar los alimentos

-no se recomienda estar en la mesa por más de 30 minutos

-no realizar otras actividades a la hora de comer (ver la televisión, comer con juguetes…)

-ser un ejemplo (por ejemplo, si nosotros no comemos fruta será complicado pretender que ellos lo hagan…)

-cuidar la apariencia de la comida (para que sea atractiva)

Y finalmente, debemos tener en cuenta  que siempre que comamos de todos los grupos de alimentos, no pasa nada si no le gusta un alimento concreto…¡a los adultos también nos suele pasar!